Sabe el cuerpo que necesita
pero la mente no se lo da,
el labio quiere la carne fría
y la mente le dice que ná de ná.
Sueña el cuerpo con una carne
que algún día podrá rozar,
la mente dice que no sale
que solo se mira y no se ha de tocar.
Quieren los dedos
en esas curvas caminar
pero la mente con velos
a todas juntas las suele tapar.
Buscan los labios
cuerpos suaves a los que besar,
la mente se los presenta flacios
para que así no le puedan gustar.
Busca la lengua
otra lengua con la que hablar
y ante ellas la mente mengua
y los ojos se han de cerrar.
Entonces bajo el sonido de un suspiro
empieza la mente a dormitar
y despierto yo, como instinto y respiro
y a la carne empiezo a erizar.
Ahora las carnes despiertan
y las lenguas se ponen a jugar
los labios mojados los besan
y ellas suaves y prietas se dejan llevar.
Se oyen jadeos, las carnes hablan,
la mente se fue a descansar,
se cumplen deseos, los cuerpos cantan
la piel se empieza a erizar.
Ahora los cuerpos están vivos
y se pueden hablar,
y entre miles de suspiros
ellos se han de entrelazar.
Se mezclan las carnes
y juntas se ponen a sudar,
ya son tersas y suaves
pero duras se hacen gozar.
Surge entonces ese hormigueo
que las hace descansar,
y lo que antes fue deseo
al fin se pudo realizar.
Tras él los cuerpos se relajan
y la mente empieza a despertar,
ahora las carnes descansan
y la mente vuelve a trabajar.
<--->