Chopin cuando estuvo en Mallorca el invierno de 1838, en teoría venia a descansar y reposar de una enfermedad, que termino confirmandose que era tuberculosis, pero pese a ello la inspiración que la magia de la isla le dió en su estancia en el pueblo de Valldemossa hizo que compusiera en Mallorca la mayor parte de sus 24 Preludios op. 28.
Como a Frederic Chopin un servidor, cuando llega este mes de Febrero que suele ser el mas frío en la isla habitualmente, al ver los paisajes blancos de los Almendros en Flor, siento esa otra magía que tiene esta isla que no es la misma magia que la que enamora a los que nos visitan en verano, a ellos les atrae nuestro sol, nuestras playas y el bullicio alegre y desenfadado del verano.
Pero a veces pienso que la magia que atrajo a Chopin para componer su obra de piano en Mallorca es la que a mi me produce la belleza de un campo verde con ese olor a tierra mojada sembrado de almendros en flor.
Si en Febrero llegas a la isla en avión, desde el cielo lo que se ve se suele confundir con un paraje lleno de arboles nevados.
(como siempre si pulsas sobre la foto, la veras en su máxima calidad).